La segunda entrega de nuestra encuesta global, "Agilidad organizacional a escala: la clave para impulsar el crecimiento digital", reveló que la pandemia ha obligado a los líderes empresariales a examinar a fondo qué están haciendo bien y qué es lo que debe mejorar en sus empresas.
A principios de 2020 todo eran consejos sobre qué esperar de este año, pero incluso los expertos se equivocaron en este caso. En lugar de mirar hacia el futuro, todos hemos tenido que mirar hacia el interior. La segunda entrega de nuestra encuesta global, "Agilidad organizacional a escala: la clave para impulsar el crecimiento digital", reveló que los líderes empresariales se han visto obligados a examinar a fondo qué están haciendo bien y qué es lo que debe mejorar en sus empresas para impulsar el crecimiento digital.
En este estudio, realizado entre finales de junio y principios de agosto de 2020 con la participación de 1024 directivos sénior (de la alta dirección o sus subordinados directos), se constató que la mayoría coincide en que resulta imprescindible hacer algo para acelerar el crecimiento digital. Y las empresas ágiles —las capacitadas para reaccionar rápida y eficazmente cuando se presentan oportunidades— están en una posición inmejorable para aprovecharlo.
De hecho, la principal diferencia con respecto a la encuesta de 2019 es que el crecimiento de los ingresos digitales —el uso de la tecnología digital para cualquier actividad empresarial, desde vender camisetas a alojar la plataforma de una empresa en el entorno cloud— tiene más importancia que nunca. Hoy en día más de un tercio de las empresas tiene previsto que dentro de tres años al menos un 75 % de sus ingresos sea de origen digital. Conviene tener en cuenta que el porcentaje se ha triplicado desde 2019, cuando tan solo una de cada 10 tenía esa previsión.
Si bien es cierto que las esperanzas puestas en los ingresos digitales no dejan de aumentar, para poder nadar hacia esa meta es preciso mantenerse a flote cuando hay mucho oleaje. Es el caso de las empresas identificadas en nuestro estudio como encuestados "rápidos en reaccionar", las empresas que respondieron con más celeridad a la enorme disrupción empresarial provocada por la pandemia de COVID-19.
La pandemia confirma el argumento a favor de la agilidad. Las empresas buscan formas innovadoras de dar garantía de futuro a sus flujos de ingresos, sus operaciones y su personal. Hemos comprobado que las empresas que antes reaccionaron a la pandemia probablemente fueran también las primeras en adoptar la agilidad mediante la integración de cosas como la accesibilidad a los datos y la colaboración transversal.
Vamos a verlo más detalladamente. En nuestra encuesta preguntamos a las empresas si estaban equipadas para responder con velocidad y a escala a la pandemia de COVID-19. Las respuestas recibidas determinaron dos grupos: el de los "rápidos en reaccionar" (73 %) y el de los "lentos en reaccionar" (27 %). Observamos que los rápidos en reaccionar siempre estaban al menos ligeramente por delante en su proceso de transformación digital. Fue alentador ver el número de empresas preparadas para las circunstancias, ya fuera por diseño o por necesidad. Y nuestra conclusión a la vista de las diferencias —en ocasiones mínimas— entre rápidos y lentos en reaccionar en otras áreas es que incluso unos pequeños progresos pueden suponer una gran diferencia.
¿Qué más tienen en común los rápidos en reaccionar?
No obstante hay que decir que también los rápidos en reaccionar estaban desprevenidos. Su mérito radica en la rápida adaptación lograda, no necesariamente en su nivel de preparación ante las circunstancias. Una aplastante mayoría (84 %) entre los líderes empresariales encuestados afirmó encontrar obstáculos para el trabajo de forma remota cuando se declaró la pandemia. El estudio de este año incluye también entrevistas a líderes empresariales de distintas regiones y sectores. Muchos de los entrevistados afirman que la pandemia ha obligado a sus empresas a reducir los plazos de la aceleración digital a la vez que atienden a una serie de prioridades totalmente inéditas.
Nuestra conclusión a la vista de las diferencias, a veces mínimas, entre los rápidos en responder y los lentos es que incluso unos pequeños progresos pueden suponer una gran diferencia.
En nuestro estudio de 2019 identificamos las características clave de las empresas con agilidad organizacional y la relación con las iniciativas digitales exitosas. Descubrimos que las empresas ágiles están más capacitadas para sacar partido de los flujos de ingresos digitales a buen ritmo, innovar digitalmente y responder a los cambios externos del mercado con rapidez y agilidad.
En 2020 nos propusimos entender qué hacen las empresas para integrar las capacidades que se consideran esenciales para triunfar, con el fin de ofrecer a las organizaciones una guía para su proceso de transformación. Y hemos descubierto que lo hacen mediante:
La conclusión es que la agilidad —la habilidad para reaccionar de forma rápida y productiva en un mundo cambiante— ya no es algo deseable sino imprescindible para todos.